Estaba sintiendo que el mundo se me acababa, en estos últimos días he podido experimentar cómo nuestra mente puede dominar sin problema nuestro cuerpo.
La historia es la siguiente:
Decidí ir al médico general por un zumbido en mi oído, para que me enviara una orden de audiometría. De paso le comenté sobre una molestia que había tenido hace unos meses en el huesito que une la costilla con el esternón y le pedí que me solicitara una ecografía de la zona del hígado, páncreas, vesícula y vías biliares.
Yo creí que estaba bien pedirle esto, pero lo que resultó fue que me entró un pánico que casi no pude controlar, mi mente comenzó a trabajar en mi contra y no podía controlarla, me llenó de pensamientos fatalistas que estaban justificados debido a que mi esposo falleció hace dos años de un cáncer detectado muy tarde en esta zona.
Comencé a actuar sin mucha cordura, de un momento a otro me hice un batido que no fue el mejor (no supe medir las cantidades) y duré llena todo el día, almorcé vegano, quería dejar la carne todo de una vez, y aunque vengo en esa onda, la verdad si estaba actuando raro.
Pero el punto es lo impresionante que fue verme y no poder hacer nada por mi, yo veía como este gran miedo se me presentaba como un gigante y me hacía ver y sentir pequeña, muy pequeña, sin fuerza, insignificante.
Estaba atravesando un ataque de ansiedad, un ataque de pánico que me estaba consumiendo, en tan solo 5 días pensaba casi que me iba a morir, pasé a ser la protagonista de la película “Mi vida sin mí”, fue realmente horrible, con los días cuando hablaba del asunto en la segunda palabra ya estaba llorando, perdí el apetito, me daba miedo comer cualquier cosa que no fuera “saludable” porque de pronto me alimentaba el horrible cáncer que me habían diagnosticado, sí, eso me imaginé, pusé las enfermedades de mi Papá y de mi esposo en mí, comencé a sentir dolores por todo lado, sobre todo a mi lado derecho donde están los órganos más complejos de tratar, de repente me vi envuelta en mil videos de you tube referentes a cómo desintoxicar mi hígado y mi páncreas y mis vías biliares, me empecé a culpar por no ser vegetariana y no practicar más yoga, créanme esto no tendía a mejorar.
Afortunadamente mi curiosidad en la vida me ha llevado a conocer y practicar ciertas herramientas de autoconocimiento y autosanación que son las que a pesar de las vicisitudes me tienen en pie y han permitido que mis hijitos hoy en día estén felices cada día de sus vidas viviendo en el amor.
Pero a pesar de esto, este miedo, este pánico, me estaba superando y yo ya lo había identificado, así que decidí comenzar a contar a mis más cercanos lo que me estaba pasando, mis dudas, mis miedos, y mis decisiones que cambiaban cada segundo. Tenía un punto a favor, un hilo del cual todavía me estaba sosteniendo antes de caer en el abismo, la Tatiana segura que le había hecho el frente a muchos miedos y a situaciones muy duras. Entonces, a parte de contar lo que estaba sintiendo y cómo me estaba sintiendo, comencé a hacer de nuevo mis rutinas de relajación y sanación, (Louise Hay) seguí yendo al gimnasio y prestaba mucha atención a lo que comía y cuánto estaba comiendo, hice Yoga, me apliqué mi antiestress y puse unas goticas de palmarosa en mi difusor. Trataba de no dejar llegar ideas a mi cabeza, en el fondo sabía que no era ese ser pequeño que me estaba diciendo el “gran miedo” que era, así que apelé a todas mis herramientas, con las uñas me agarré de la montaña de barro para no dejarme caer y salir adelante y superar ese ataque de ansiedad.
Pero cómo lo hice?
Confiando
Decidí confiar en mis más cercanos, tuve cuidado porque no creía que fuera bueno estar hablando desparpajadamente de esto con todo el mundo porque recibiría demasiada información y opiniones e historias trágicas que no me ayudarían en absoluto, tampoco le quise contar a algunos cercanos porque probablemente los iba a preocupar más de lo necesario, así que solamente dejé que la situación se diera, pero confié, confié en sus palabras, en sus abrazos, en su mirada y sobre todo en el amor que con esto me estaban brindando. En una de las conversaciones uno de ellos me repetía lo que yo ya sabía y de hecho en ocasiones yo le había dicho, pero cuando uno está hasta el cuello ya no ve ni entiende nada. Todo para mi era muy confuso. Gracias a esas conversaciones se me fue alivianando la carga, pero aún faltaba.
Actuando
Sabía qué era lo que me estaba pasando, tenía un ataque de ansiedad. Sabía que quería, quería sentirme bien, animada, positiva. Hice lo que había hecho al principio, usar youtube, pero en esta ocasión para buscar herramientas que me hicieran sentir mejor. En esa búsqueda me encontré con un par de videos con respecto al manejo de la ansiedad, de Enrique Villanueva, a mi parecer un gran Orientador, y efectivamente, a pesar de solo haber podido tomar un agua aromática a causa de mi inapetencia, me fui para el gimnasio decidida a no esforzarme mucho pero decidida a salir de mi casa y no dejarme vencer y mientras tanto vi su video “4 pasos para manejar la ansiedad” y fue revelador, me reafirmó cosas que ya sabía, me sacudió y cuando salí del gimnasio me fui directo a un lugar donde me podía tomar un rico caldo de desayuno.
Qué pasó?, poco a poco logré ver como ese gran monstruo, ese gigante, se iba volviendo cada vez más pequeño y en cambio Yo me hacía cada vez más grande, logré enfrentarlo, logré tomar el toro por los cuernos, decidida, con el temblor, el dolor de estómago, etc, decidí enfrentar ese miedo, me das miedo? No voy a huir para que me persigas el resto de mis días. Me das miedo? Voy hacia ti!
Consultando
Ya había logrado animarme y cambiar mi actitud, aunque esto es de trabajo segundo a segundo, la mente siempre está como pendiente de esos espacios por los cuales irse hacia el fatalismo. Para seguir progresando decidí pedir una cita con una amiga médica tradicional y alternativa que maneja varias terapias. Para mi tranquilidad seguía siendo necesario consultar un especialista y prestar atención a lo que me estaba pasando en mi parte emocional, así que lo vi oportuno.
Haciendo la tarea
Seguí juiciosamente haciendo los pasos que propone Enrique Villanueva, la relajación de Louise Hay, aplicándome mis esencias, respirando, qué importante es respirar, algo que hacemos todo el tiempo y no sabemos usar para nuestro beneficio en muchas ocasiones. Hice lo que a mí me resonaba, lo que sabía que me generaba tranquilidad, lo que en otras ocasiones para otros objetivos me había ayudado, lo hice decidida a no dejarme caer en el abismo.
Tatiana Sedano